La gente no puede obtener suficiente aclaración porque han absorbido tanto error y están en un pensamiento completamente erróneo. Su hubieran sido correctamente instruidos, por lo que fácilmente podrían haber encontrado la fe. Pero no están exentos de culpa porque les falta el deseo de la verdad, de lo contrario se les podría haber ofrecido y también la habrían aceptado. Y así la Obra de Redención de Jesucristo también se les fue enseñada insuficientemente, porque la justificación de ella no fue dada a los hombres, de modo que no reconocieron la gran importancia y por lo tanto renunciaron a la fe en Él y Su Obra de Redención, si, muchas veces incluso negando su existencia, porque no han sido informados verazmente.

Pero precisamente la fe en Jesucristo y en Su Obra de Redención es la salvación de los hombres, y es urgentemente necesario que la ganen todavía antes del final, antes de que sus almas abandonen el cuerpo para entrar en el reino del más allá. Si a vosotros, Mis siervos en la tierra, sois constantemente amonestados para que habléis a vuestros semejantes del divino Redentor, entonces eso también significa una obra de misericordia para vosotros mismos, porque conocéis a todos que están en grandes problemas y no creen el Él y, por lo tanto, tampoco tiene un conocimiento correcto de Mí Mismo, a Quien solo tienen que buscar en Jesucristo como Dios sustancial, con Quien deben establecer una conexión como prueba de que Me reconocen.

Quien tiene la fe correcta en Mí, Me llamará también en Él, en Jesús, Que redimió al mundo del pecado y de la muerte … Quien no lo reconoce, tampoco Me reconoce realmente a Mí, aunque no quiere negar una “Deidad”, pero todavía no se encuentra en el pensamiento correcto, de lo contrario podría creer que Jesús y Yo es Uno … Y tan pronto como sea posible darle a la gente una explicación veraz al respecto, también les será más fácil creer, si su voluntad es buena …

Por eso os envió, Mis discípulos, una y otra vez a anunciar la Obra de Redención de Jesucristo, por eso os animo una y otra vez al trabajo diligente en la viña, porque de ella depende mucho la salvación del alma del hombre, cuando lo encuentra a Él, cuando puede llegar a tener un fe convencida en Él, Quien Mismo Me escondió en su caparazón, Que se hizo uno con Él y, por lo tanto, realizó la Obra de Redención en Jesús … Porque debo ser reconocido en Él por toda alma que quiera entrar en el reino de la luz, pero que entonces sólo entrará en ello cuando su pecado original haya sido pagado por Jesucristo a Quien, por lo tanto, también tiene que reconocer …

Vosotros los humanos no sabéis qué gran misión ha cumplido el “hombre Jesús” en la tierra; no sabéis cuán significativa fue la Obra de Misericordia para todos los hombres del pasado, del presente y del futuro, pero si se os informa una y otra vez, y podéis ser instruidos en la verdad más completa, si sólo no os cerréis, si esta os es traída por medio de Mis mensajeros y a través de la obra de Mi Espíritu …

Una y otra vez amonesto a Mis mensajeros para que os traigan la verdad y os amonesto para que la aceptéis, porque debéis encontrar vuestro camino hacia Jesucristo. Y si no tomáis el camino hacia Él en la tierra, entonces entraréis en el reino del más allá sin ser redimidos, y luego tenéis que permanecer en la infelicidad hasta que lo encontréis allí … Porque sin Jesucristo no hay entrada en el reina de la luz y felicidad …

Pero la transmisión de la pura verdad todavía puede aclarar vuestro pensamiento, y con buena voluntad podéis reunir el entendimiento correcto por ello, y entonces podéis consideraros benditos si ahora tomáis voluntariamente el camino hacia Él, el divino Redentor, si ahora llegáis a una fe viva, porque os sentís motivados a llevar una vida de seguimiento de Jesús, es decir, a practicar el amor, que luego también despierta el espíritu en vosotros a la vida … Porque la verdad puede iluminar vuestro pensamientos, con tal de que seáis sólo de buena voluntad … La verdad os puede librar de toda oscuridad, porque la verdad viene de Mí, Que soy la luz desde la eternidad …

Amén